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HISTORIA

No tenemos elementos para analizar la historia de Arcenillas hasta la época de la primera referencia documental, que data de poca medieval.

Pese a que nuestra comarca es abundante en restos arqueológicos, el término municipal de Arcenillas no lo es, de tal forma que tan solo se han encontrado restos dispersos en prospecciones arqueológicas, sin que ninguno de los pagos del término municipal haya sido especialmente abundante en restos con respecto a los demás.

Pese a que se ha hablado de la zona conocida como El Hocillo (el extremo sureste del término municipal), en tal zona los restos que se han encontrado no son de especial interés, de tal forma que no se puede hablar de un auténtico yacimiento arqueológico, sino de hallazgos aislados y de bajo interés.

El origen del núcleo de población, originalmente denominado Arcinielas, se deber probablemente a las repoblaciones de época medieval, siendo un referente indudable la cercana de la ciudad de Zamora, y el carácter fronterizo que en aquella poca tenía el río Duero.

La tradición oral relaciona la fundación del pueblo con la presencia de un monasterio en el lugar hoy conocido como La Corona, opinión de difícil defensa si tenemos en cuenta la ausencia total de referencias documentales a la presencia de un edificio de este tipo en el pueblo.

El primer documento histórico conocido que nos ha llegado con el nombre de Arcinielas (Arcenillas) se remonta a febrero de 1254. En él, el Obispo de Zamora Pedro I permuta con Monio Sánchez unas tierras, dándole una tierra que dicen de Santiago en Arcenillas, otra en la vega entre Moraleja y Arcenillas, y otra más «a la par del pedazo de Pedro de Galego»; y el Obispo recibe una tierra que llaman de «Las Mangas» en la carretera de Villaralvino (el actual Villaralbo), dos tierras que salen a La Laguna y otra en El Peso.

Volvemos a encontrar el nombre de Arcinielas en el Fuero de Zamora, apareciendo ya en el denominado «manuscrito Q», del año 1289, y que es el más antiguo de los conservados. Arcenillas se menciona en la disposición 19, «De vuelta». Esta es una parte del texto:

«(…) E estos homezianes ayan atal couto por el monte dAloa, por el camn de John Cidilez, e por Morales, e por Ponteyos de la Torre, e por Arcinielas, e por Villaralvo el Mayor, e por Cubiellos, e por Sancta Mara de Iniesta, e por las Manbras, e por los Penedos de Congosta, e por Carrascal que dicen Aldea de Pelayalvo. (…)»

Volvemos a encontrar documentos sobre Arcenillas en el Archivo Diocesano en el año 1305 sobre la venta de una viña y otros tres documentos en 1384 sobre varios solares de Arcenillas (una vía, un solar con barrero para construir una casa, un herreñal y otra vía para construir otra casa).

Otro documento expedido en Toro en 1385 trata sobre unas ventas de casas, vías y heredades en Arcenillas.

Dos años después un documento desvela que procedente de Zamora por Arcenillas pasaba ya un Camino Real, que pudiera corresponderse con la vía que tradicionalmente sirvió de comunicación con Zamora y que quedaba algo desviado del centro de la localidad hacia el oeste, siendo el conocido como camino hondo el último tramo subsistente de esta antigua e importante vía de comunicación entre Zamora y Fuentesaúco en nuestro término municipal, pues con él la vía tradicional despareció con la concentración parcelaria realizada en los años 50 del siglo XX.

En los siglos posteriores Arcenillas tuvo una buena evolución demográfica, y existen pruebas documentales de la presencia de oficios especializados permanentes como sastres-tundidores, pelaires y sobre todo maestros tejedores. Y es que en la época de los Reyes Católicos el sector textil fue el impulsor de la economía de Arcenillas, con la fabricación de paños y pieles para toda la zona. El número de productores excedía claramente el consumo local.

Signo de la gran población de Arcenillas es que se le asignaron en 1570 10 moriscos tras su deportación desde otras zonas de España, el número más alto de toda la Tierra del Vino. Pero con el tiempo llegó el decaimiento de la industria textil de la Tierra del Vino y con él el de Arcenillas. A partir de entonces se la economía pasa a basarse en la que ha llegado hasta hace escasas décadas, basada en la agricultura y la ganadera ovina, llegando esta última a tener una relativa importancia.

La Iglesia y diversos monasterios tanto de la ciudad de Zamora como otros más lejanos eran los propietarios de la mayoría de las tierras del término municipal, si bien nunca fue un señorío de la iglesia, siempre fue un lugar de realengo, de tal forma que los vecinos eran labradores que cultivaban estas tierras principalmente mediante censos.

El crecimiento demográfico en Arcenillas fue muy acusado hasta el año 1586, año en el que el crecimiento empezó a tomar un camino diferente e irregular, siendo el saldo de habitantes negativo. Es la llamada «Crisis de Mortalidad», debida a las continuas epidemias que diezmaban la población.

A mediados del siglo XVIII se realizó como prueba piloto el Catastro de la Ensenada, que supuso la realización del catastro en Arcenillas de manera experimental, siendo el único pueblo elegido para tal fin en la provincia de Zamora. El libro dedicado a las respuestas generales aporta valiosa información para conocer la vida de Arcenillas en la época.

Durante la invasión francesa el pueblo no opuso resistencia alguna, y esta acabó con el robo de toda la plata y oro de la Iglesia, incluyendo los vasos sagrados, que pudieron ser restituidos. En Arcenillas lo que más buscaban era el buen vino, que por entonces haba mucho y bueno. Cuentan los vecinos más mayores que entraban en las bodegas por la fuerza y para divertirse rompían cubas o robaban el vino.

La Guerra Civil no produjo ningún muerto en Arcenillas, ni ningún suceso de especial interés, además el índice de natalidad no se vio demasiado reducido durante esas fechas.

El pueblo gozó de una época de gran desarrollo en los años 50, 60 y 70, con el acceso de los agricultores a la propiedad de la tierra, la concentración parcelaria, obras de mejora en las infraestructuras (nueva carretera, asfaltado de las calles, instalación de alumbrado público, etc.).

Arcenillas llegó a ganar el primer premio de un concurso nacional de embellecimiento de pueblos, con cuyo premio se pudo cementar buena parte de las calles mediante el método de prestación personal.

Otro hito en la cultura de Arcenillas fue el inicio de la celebración de las fiestas veraniegas del Pepinillo a finales del 70, cultivo que estuvo muy extendido en la zona, pero que tras una mala cosecha con grandísimos excedentes se abandonaron, pasando el nombre de la fiesta a ser «La Tinaja».

La emigración ha sido uno de los hechos ms destacados en Arcenillas en el siglo XX, tanto a los países centroeuropeos y América Latina como a los centros industriales de España.

En la última mitad del S. XX la población de Arcenillas descendió de manera progresiva hasta quedar incluso por debajo de los 250 habitantes, pero en los últimos años se ha dado una situación de gran crecimiento poblacional con la construcción de un gran número de chalets.